Era un caluroso día de verano y los Gay Dad Bath Buddies se preparaban para su reunión anual. El grupo estaba formado por varios hombres de mediana edad que habían forjado un vínculo único años atrás al descubrir su pasión por pasar tiempo juntos en baños públicos. La reunión de este año prometía ser aún más intensa de lo habitual, ya que había varios miembros nuevos deseosos de participar en los infames juegos del «jacuzzi». En cuanto todos llegaron a la elegante mansión que les servía de punto de encuentro, la música empezó a sonar a todo volumen y el alcohol fluyó a raudales. La ropa se volvió opcional, ya que los hombres se quedaron con sus trajes de baño más cortos. El ambiente estaba cargado de expectación mientras todos se reunían alrededor del enorme jacuzzi lleno de agua humeante.
Las reglas del juego eran sencillas: cada hombre chuparía por turnos una moneda de oro especial antes de pasársela al siguiente. Quien consiguiera la moneda al final de la noche sería coronado ganador y recibiría un premio muy especial. Mientras los hombres ocupaban sus lugares alrededor del jacuzzi, las manos comenzaron a vagar, sus penes se liberaron de sus ajustados trajes de baño y sus labios se fundieron en apasionados besos. Al poco tiempo, el primer hombre se sentó al borde del jacuzzi y acercó su boca a la moneda dorada. Cerró los ojos, saboreando el momento antes de respirar hondo y chupar la moneda. Una oleada de emoción recorrió a la multitud cuando se la pasó a otro participante ansioso. El juego continuó así durante lo que parecieron horas, con cada hombre tomando su turno con la moneda, sus cuerpos frotándose al ritmo de la música.
Finalmente, la decisión quedó en manos de dos de los Compañeros de Baño más experimentados, ambos con ansias de victoria. Intercambiaron miradas cómplices mientras se rodeaban con cautela. Sin previo aviso, uno se abalanzó, empujando al otro de vuelta al jacuzzi. Lucharon bajo el agua durante unos instantes antes de emerger jadeando.
Antes de que nadie pudiera reaccionar, los dos hombres se fundieron en un beso apasionado, con las lenguas entrelazadas mientras exploraban sus bocas.
Las manos se deslizaron libremente sobre la piel resbaladiza a medida que la tensión aumentaba. Uno de los hombres rompió el beso, sonriendo con picardía mientras levantaba la moneda de oro por encima de su cabeza. La multitud vitoreó con fuerza, animándolos. Con un movimiento rápido, lanzó la moneda hacia su destino final. Aterrizó perfectamente en la palma de la mano del otro hombre, quien la levantó triunfalmente en el aire. Los vítores estallaron cuando fue declarado ganador. El Buddy ganador, empapado y sonrojado por la victoria, salió con confianza del jacuzzi. Sus ojos se encontraron con los del organizador, quien asintió con aprobación. Un silencio cayó sobre la multitud cuando el organizador dio un paso al frente con una sonrisa pícara. Sacó una botella de lubricante premium y un consolador enorme, ambos brillando en la penumbra. El premio del ganador no era solo el derecho a presumir; Fue una iniciación al placer supremo.
Con un guiño pícaro, el organizador anunció: «Como gran premio, el ganador se follará a todos y cada uno de nosotros». La multitud estalló en vítores y aplausos, con una emoción palpable. El victorioso Buddy sonrió, con la confianza por las nubes. Se acercó a cada hombre por turno, turnándose para follarlos con el consolador mientras ellos se la chupaban con entusiasmo. Los gemidos llenaron la sala cuando el ganador se colocó en el centro de la acción. Lenguas y labios se ejercitaron sin parar, manos se tocaron y apretaron, pollas entraron y salieron de bocas dispuestas. El ambiente estaba cargado de lujuria y deseo. El sudor corría por los rostros, mezclándose con lágrimas de éxtasis.
Finalmente, la ola de placer llegó a su punto máximo, y el ganador eyaculó con un rugido potente, su semen salpicando los pechos de quienes lo rodeaban. Los vítores y los aplausos resonaron una vez más mientras la noche alcanzaba su clímax. Los Amigos del Baño nunca habían vivido una reunión tan inolvidable. Todos sabían que el evento de este año daría que hablar durante años.
